Durante millones
de años la gravedad fue dando forma a nuestro universo. Los planetas, las
estrellas, las galaxias y todo cuanto hay en el cosmos no existiría si la
gravedad no hubiese intervenido en su formación. La interacción gravitatoria
mantiene unido el universo, crea y deshace los gigantescos cuerpos celestes, y
también dirige su paseo cósmico. Sin la interacción gravitatoria, la vida tal y
como la conocemos no habría aparecido en ningún lugar del universo.
Imagen N°1. Influencia de la
gravedad en la evolución estelar.
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De acuerdo con
Sears, et al. (2009), la gravitación fue la primera de las cuatro clases de
interacciones que vemos en la naturaleza en ser ampliamente estudiada por el
hombre. Su estudio surge a partir de las grandes interrogantes que se formulaba
la gente común sobre el firmamento. ¿Qué sostiene la Tierra? ¿Por qué no se cae
la Luna? ¿Por qué se mueven los planetas y las estrellas? Las respuestas a
tales preguntas conducen inevitablemente al estudio de la interacción
gravitatoria.
Isaac Newton, partiendo de los descubrimientos de sus predecesores, fue el primero en proponer en su obra Philosophiae Naturalis Principia Mathematica una teoría general de la gravitación sobre una base experimental y matemática. Para el físico y matemático inglés, la gravedad es una fuerza atractiva que obliga a los planetas a describir órbitas alrededor del sol, el alcance de la fuerza es infinito pero su magnitud decae con la distancia entre los cuerpos. En la teoría newtoniana de la gravitación, la fuerza se calcula respecto del centro de gravedad de dos cuerpos y es directamente proporcional al producto de las masas, e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que los separa.
Isaac Newton, partiendo de los descubrimientos de sus predecesores, fue el primero en proponer en su obra Philosophiae Naturalis Principia Mathematica una teoría general de la gravitación sobre una base experimental y matemática. Para el físico y matemático inglés, la gravedad es una fuerza atractiva que obliga a los planetas a describir órbitas alrededor del sol, el alcance de la fuerza es infinito pero su magnitud decae con la distancia entre los cuerpos. En la teoría newtoniana de la gravitación, la fuerza se calcula respecto del centro de gravedad de dos cuerpos y es directamente proporcional al producto de las masas, e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que los separa.
Imagen N° 2. Ley de
gravitación universal de Newton |
Posteriormente
el físico alemán Albert Einstein anuncia que la teoría newtoniana está
incompleta y por ende es incapaz de describir con exactitud los efectos de la
gravedad en el universo. En su teoría de la relatividad general explica que la
gravedad es una consecuencia de la geometría del espacio-tiempo, de este modo
el Sol deforma el espacio-tiempo de su entorno, de manera que el propio espacio
empuja a los planetas hacia la estrella. El espacio-tiempo es dinámico y es
deformado por la masa de los cuerpos. El empuje gravitatorio es simplemente una
ilusión creada por la deformación de la geometría del espacio-tiempo por efecto
de un cuerpo masivo, es decir que “en la teoría general de la relatividad, las
propiedades geométricas del espacio se ven afectadas por la presencia de materia”
(Sears, et al., 2009, p. 1296). Esta teoría ha pasado con éxito varias pruebas
experimentales allí donde las predicciones de la mecánica newtoniana fracasan
(Tipler y Mosca, 2015).
El estudio de la interacción
gravitatoria resulta de gran importancia para la humanidad al ser esta una
fuerza vinculada a todas las actividades que ocurren en el universo. Es una
fuerza sorprendente que gobierna el universo trabajando a grandes y pequeñas
escalas; nada escapa a su influencia. Por tal motivo un mayor entendimiento de
este “pegamento cósmico” conducirá a nuevos y fascinantes descubrimientos e
inventos que beneficiarán a toda la humanidad.
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